Antonio Briseño, el zaguero mexicano, siempre soñó con jugar en Europa después de haber sido capitán de la Selección Mexicana Sub-17 que ganó el Mundial en 2011. A pesar de haber recibido algunas propuestas de clubes europeos, Briseño fue transferido a Tigres mientras se encontraba disputando el Mundial Sub-20. En ese momento, el jugador no estaba convencido de irse al equipo regiomontano, pero aceptó la oferta debido a razones económicas y a la incertidumbre de esperar a que se cerraran las ligas europeas. A pesar de sus dudas, Briseño tuvo una etapa importante en Tigres, donde firmó un contrato de tres años.
Después de su paso por Tigres, el defensa mexicano tuvo la oportunidad de jugar en el Veracruz y posteriormente fichó por el Feirense de Portugal. Briseño militó en la liga portuguesa durante dos años antes de regresar a México con el Club Deportivo Guadalajara, popularmente conocido como Chivas. Desde su regreso en 2019, Briseño se ha mantenido como defensa de los rojiblancos.
A lo largo de su carrera, Briseño ha tenido altibajos en cuanto a su participación en los equipos en los que ha militado. Durante su paso por Tigres, no tuvo mucha participación debido a la competencia en la plantilla, pero logró levantar el título del Apertura 2015. A pesar de las dificultades, el defensor mexicano ha demostrado su talento y perseverancia en cada uno de los equipos en los que ha jugado.
En resumen, Antonio Briseño siempre tuvo el deseo de jugar en Europa, pero su traspaso a Tigres fue una oportunidad que no esperaba. A pesar de sus dudas iniciales, el jugador mexicano aceptó la oferta y tuvo una etapa importante en el equipo regiomontano. Posteriormente, Briseño continuó su carrera en el extranjero y finalmente regresó a México con Chivas. A lo largo de su trayectoria, ha enfrentado retos y ha demostrado su talento en cada uno de los equipos en los que ha jugado.