El campo de batalla estaba marcado por los 42.195 kilómetros de desafío, donde los más fuertes se destacarían y los más valientes serían inmortalizados en los anales de la historia. Alegna González y Ever Palma, con el fervor de los antiguos guerreros aztecas, marcharon con paso firme y corazón indomable hacia la meta que prometía la inmortalidad olímpica.
La hazaña de Alegna González y Ever Palma
Entre el fragor de la competición, el dúo mexicano luchó con bravura, enfrentando los embates de equipos poderosos que buscaban el mismo destino: París 2024. Italia, Japón y España, como gigantes colosos, se erguían en su camino hacia el podio. Pero González y Palma no se amilanaron, quedando en la cuarta posición para obtener uno de los múltiples boletos dobles para competir en verano en la capital de Francia.
Al fin, con el sol del mediodía bañando la pista de batalla, los mexicanos cruzaron la línea de llegada, coronados con la laurel de la victoria. Aunque el cuarto lugar fue su posición en la contienda, en sus corazones ardía el fuego de la victoria, pues habían asegurado su pasaje a la cita olímpica más gloriosa: París 2024.


